Manifiesto de la Semana Social Paraguaya 2025

Manifiesto de la Semana Social Paraguaya 2025

Crisis climática:

“Pensar en el bien común y en el futuro de sus hijos” (Francisco, Laudate Deum,60)

“A cada familia le corresponde pensar que está en juego el futuro de sus hijos” (LD,58): Esta es una invitación a la acción, del querido papa Francisco, de feliz memoria, para enfrentar con seriedad y responsabilidad la crisis climática. Nos invita a una perspectiva más amplia que va más allá del presente y los intereses individuales, promoviendo un compromiso ético con la sociedad y las futuras generaciones.

Los representantes de las pastorales sociales de 14 diócesis del Paraguay, del Centro de Ética Social, de las organizaciones e instituciones aliadas, reunidos los días 9 al 11 de septiembre en Asunción, ratifican esta urgente exhortación del Papa y ofrecen su contribución con esta Semana Social Paraguaya 2025. En este contexto, las y los participantes de estas jornadas de análisis, reflexión e invitación a la decidida acción de toda la sociedad paraguaya para el cuidado de la Casa Común, manifiestan.

  1. No se puede negar la crisis climática; es real. En estos días hemos escuchado los fundamentos científicos y las evidencias que sustentan con datos la “inusual aceleración del calentamiento del planeta, con una velocidad tal que basta una sola generación – no siglos ni milenios – para constatarlo” (Laudate Deum, 6): las sequías prolongadas, inundaciones, incendios forestales, contaminación y desaparición de bosques nativos, de ríos, arroyos, humedales en nuestro país y en el mundo…contribuyen al calentamiento global y a sus dolorosas consecuencias que afectan fundamentalmente a las poblaciones más vulnerables.
  2. Ratificamos: No hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socio-ambiental. Las líneas para la solución requieren una aproximación integral a medidas de mitigación para combatir las causas del cambio climático y de adaptación para minimizar el impacto sobre los más vulnerables, en especial en los pobres, para devolver la dignidad a los excluidos y simultáneamente para cuidar la naturaleza (cfr. LS,139 a).}
  3. El desarrollo no debe ser en desmedro de la dignidad de los pueblos y la vida digna de la gente. Necesitamos un desarrollo sostenible, donde los proyectos involucren la participación informada de las comunidades. Los proyectos que producen daños ambientales que afectan la calidad de vida de la gente deben ser repensados, controlados y regulados adecuadamente con estricto cumplimiento de las leyes y reglamentaciones ambientales.
  4. Nosotros mismos, ciudadanos y cristianos responsables, hemos realizado un relevamiento territorial parcial sobre las acciones que están acelerando el cambio climático, tales como la criptominería, los monocultivos; desvío y contaminación de los cauces hídricos y de los humedales, explotación minera contaminante, vertederos de basuras (residuos sólidos y líquidos) sin consideración del impacto ambiental.
  5. Constatamos un creciente malestar en la población por los pecados de acción o de omisión de sus autoridades que no responden a su juramento de cumplir y hacer cumplir la Constitución Nacional, las leyes, los acuerdos internacionales y las reglamentaciones para la protección ambiental. Vemos y sentimos la debilidad y, en muchos casos, la corrupción de las instituciones democráticas de la República en los tres poderes del Estado y en el Ministerio Público para proteger el bien común frente a los intereses particulares.
  6. Reconocemos que hay funcionarios públicos honestos y correctos que no pueden cumplir adecuadamente y conforme a las leyes su función porque las instancias de decisión están subordinadas a los poderes fácticos.
  7. Consideramos que la ciudadanía organizada, de todos los sectores sociales y de todas las confesiones, debe tomar conciencia de la gravedad de la situación y exigir que las autoridades cumplan y hagan cumplir la Constitución y las leyes. Dios y la Patria se lo demandan.
  8. Reafirmamos que tenemos el deber moral de proteger el medio ambiente en solidaridad con los sectores vulnerables del presente y con las generaciones venideras, asegurando que puedan satisfacer sus propias necesidades. El imperativo moral es claro y está contenido en los principios de la Doctrina Social de la Iglesia, que ofrece no solo claridad moral, sino también una guía práctica para construir un mundo pacífico y sostenible.
  9. De cara a la cumbre climática, COP30, que se realizará en Belem do Pará (Brasil), alzamos nuestras voces para unirnos al Papa León XIV, a otros líderes religiosos y a personas de buena voluntad en un llamado a detener la marcha hacia la guerra, revertir el rumbo, renovar nuestra pasión por la paz y creer nuevamente que un mundo pacífico es posible; que la ecología integral es posible; que la restauración y el cuidado de la Casa Común es posible.
  10. Para hacer frente a la crisis climática son urgentes profundos cambios, una verdadera “conversión ecológica”, que implica: cambios en los estilos de vida, en los modos de producir y en la manera de consumir.

¡Alabado sea el Señor! ¡Alabemos todos al Señor!

 

Asunción, 11 de septiembre de 2025.

 

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