A propósito del Comunicado de la Conferencia Episcopal Paraguaya

A propósito del Comunicado de la Conferencia Episcopal Paraguaya

Por Margarita Durán Estragó

Hace unos años, me trajeron de regalo a casa un libro titulado “Iglesia Cristiana Católica Apostólica Nacional Paraguaya”; me pareció un absurdo.

El señor Rafael Ruíz Gaona se presenta como obispo de dicha Iglesia, dice ser militar retirado, catedrático de la Universidad Nacional de Asunción, haber estudiado en Roma y ser funcionario del Ministerio del MEC; este “obispo” inventó una historia que, basta con leer el papel de la Iglesia durante la dictadura del Dr. Francia para echar por tierra los orígenes de dicho “movimiento” como lo llama en algún momento.

La Iglesia durante el gobierno de Francia
(1814- 1840)
Recordemos que, en la República del Supremo Dictador, la Iglesia debía subordinarse a la política. Creyó ver en las Órdenes Religiosas una valla insalvable en la acelerada marcha de la revolución al estar integrada por peninsulares, aunque en minoría. Por esta razón había decretado la separación de los conventos del Paraguay de toda tutela extranjera” (Decreto del 2 de julio de 1815) al que hace referencia el señor Ruíz Gaona.

El aludido decreto, en ningún momento habla de la creación de una “Iglesia Nacional Paraguaya”. El mismo estableció que “los conventos se gobernarían en lo sucesivo con independencia, observando sus respectivas reglas, bajo la DIRECCIÓN Y AUTORIDAD DEL ILUSTRÍSMO SEÑOR OBISPO DE ESTA DIÓCESIS…” (La mayúscula es nuestra).

Los conventos de mercedarios, dominicos y franciscanos del Paraguay se independizaron de sus superiores mayores residentes en Buenos Aires quedando sujetos a la autoridad del Obispo diocesano, fray Pedro García Panes. El Doctor Francia NUNCA rompió relaciones con Roma, simplemente la ignoró e hizo valer la autoridad del obispo local; cuando lo cesó de sus funciones por motivos de salud, quedó en su reemplazo el Provisor y Vicario General de la Diócesis, el Padre Roque Antonio Céspedes Xeria, nombrado en su momento, por el mismo obispo.
Pocos años antes de su muerte, García Panes retomó sus funciones. Céspedes Xeria jamás se arrogó funciones de carácter episcopal; no confirió órdenes sagradas, ni consagró óleos, ni administró el sacramento de la Confirmación.
A la muerte del obispo (1838) la Iglesia quedó acéfala, pues el Vicario Céspedes, cumpliendo con la ley canónica, tuvo que renunciar. Las relaciones con Roma se reanudaron durante el consulado de Don Carlos Antonio López y Mariano Roque Alonso (1841 – 1844).

Conclusión: Nunca existió una “Iglesia Cristiana Apostólica Nacional Paraguaya” y menos creada por decreto del Doctor Francia.

Pa’i Ramón Talavera Goiburú
No conforme con inventar una historia sobre los orígenes de la citada “Iglesia Cristiana…” el señor Ruiz Gaona se atreve a usar el nombre del legendario pa’i Ramón Talavera Goiburú para presentarlo como “pionero” de su Iglesia, cuando el mismo, con apenas nueve años de sacerdocio fue secuestrado, dopado, tildado de “loco” y expulsado del país por defender a los pobres, la justicia y la libertad, en tiempos en que la Iglesia preconciliar se dedicaba a “salvar almas para el cielo”. Las veces que intentó volver, la dictadura de Stroessner lo apresó y lo envió de vuelta al exilio, sin que la Iglesia lo defendiera, todo lo contrario, su obispó Mena Porta, servil al régimen, lo empujó al vacío.

Según el “obispo” Ruíz Gaona, el pa’i Talavera “perseguido por la dictadura de Stroessner, huyó a Buenos Aires y luego se mudó a Foz (Brasil)”. Fueron los padres del pa’i Talavera los que lo contuvieron y acompañaron en el exilio. Nunca dejó de ser sacerdote, incluso hay una parroquia en Formosa iniciada por él a fines de la década del 60; Talavera siempre estuvo en búsqueda, la Iglesia Católica lo abandonó, fue cuando buscó otros caminos para ejercer su ministerio sacerdotal, pero nunca más pudo vivir en el Paraguay; en Foz de Iguazú colaboró con la Iglesia Católica Ortodoxa. Murió sin rencores, fiel al Evangelio y a su Patria donde no le permitieron volver (2010). Si hubiera sido religioso, como los franciscanos y jesuitas expulsados por la dictadura, podría haber tenido conventos y compañeros que lo recibieran en el exilio, pero un diocesano como Talavera, fuera de su iglesia local, no había quien lo acogiera. Talavera fue el primer y único sacerdote del clero secular expulsado por la dictadura, siempre, con el silencio cómplice de su obispo.

Conclusión: El pa’i Talavera fue ordenado sacerdote en 1947 y expulsado del país en 1959; no lo dejaron regresar, por lo tanto, no es correcto que lo utilicen como “pionero” de una iglesia nacional paraguaya.

¡La verdad nos hace libres¡

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