19 Jun TIEMPOS Y TIEMPO DE DIOS (120). ALGUNOS DESAFÍOS PARA UNA IGLESIA SINODAL
Oscar Martín, sj
El pasado mes de marzo concluyó la segunda fase del sínodo sobre sinodalidad con la celebración de siete asambleas eclesiales continentales. Esto no significa, ni mucho menos, el fin del proceso sino, más bien, dar la oportunidad a las comunidades locales de toda la Iglesia de ir poniendo en práctica ‘pequeñas reformas sinodales’, en nuestra vida diaria personal, familiar y en nuestro compromiso eclesial.
Quería compartir algunos de los temas consensuados en la síntesis de nuestro Continente. El texto nos da pistas muy claras de los sueños de cambio de toda la Iglesia y la tarea que tocará llevar adelante a los elegidos para participar en la tercera fase, en Roma, el próximo octubre.
La síntesis de nuestro Continente se inicia señalando que en una Iglesia sinodal el protagonismo es del Espíritu Santo y que este nos está moviendo en esa dirección de vivir sinodalmente nuestra vida eclesial. El cómo es algo que se irá concretando desde la escucha fiel al pueblo de Dios, la escucha entre nosotros, a la realidad histórica y a los signos de los tiempos. Esto implica el fortalecimiento de la metodología de la conversación espiritual y del discernimiento comunitario en todos los grupos, comunidades, movimientos e instancias eclesiales.
Se remarca la sinodalidad de todo el Pueblo de Dios. Un desafío -que tiene que ser ahondado y discernido en la tercera fase- es cómo recuperar en la práctica eclesial la igual dignidad de todos los cristianos, de nuestra común vocación de servicio y de misión, haciendo camino juntos, con toda la familia humana.
Otras dos cuestiones muy importantes llamadas a ser profundizadas serán, por tanto, las implicaciones del bautismo en relación a los servicios y ministerios de todos los cristianos y el sacramente de la eucaristía. De fondo se afirma que el gran horizonte es sencillamente que, de ahora en más, la sinodalidad está llamada a ser nuestro modo de ser y de vivir como Iglesia.
Hay mucha coincidencia en los aportes que esto implica afrontar el clericalismo y el autoritarismo desde su raíz: la formación. Se subraya la importancia de sumergirnos en procesos hondos de conversión de mente y corazón, pero también de conversión pastoral y eclesial. Es el modo de avanzar decididamente y de dar a los laicos y laicas el lugar que les corresponde y, de modo particular, a los jóvenes y a las mujeres, especialmente en los niveles de decisión en la Iglesia.
El documento síntesis cuestiona la pérdida del profetismo eclesial especialmente en el trabajo con los pobres, con los indígenas, en la defensa de nuestra casa común, en la salida a todo tipo de periferias. Por ello en esta tercera etapa urge profundizar la recuperación del compromiso profético con todas estas realidades, además de renovar el compromiso socioambiental en un mundo fragmentado.
Se destaca como uno de los temas más consensuados e importantes para la tercera fase, la reforma de las estructuras eclesiales en coherencia con la sinodalidad. Uno de los aportes lo señalaba de la siguiente manera: “La sinodalidad requiere una conversión personal, comunitaria, eclesial y estructural”.
Creo lo que vivimos en el proceso sinodal puede asemejarse a la imagen de la semilla de mostaza o la pizca de levadura que Jesús usó en el evangelio para describir la presencia germinal del Reino de Dios irrumpiendo en medio del pueblo (Mt 13, 31-33). Es por ello que muchos hablan del sínodo sobre sinodalidad como de un verdadero kairós eclesial. Un teólogo define kairós como “el tiempo de la visitación del tiempo por parte de la eternidad”.
Es lo que nos ocurre: con el sínodo vivimos un momento tan importante, tan preñado de novedad que nuestra temporalidad (la de nuestra vida, nuestra Iglesia, nuestro mundo) está siendo atravesada por la presencia especial de Dios mismo, que se acerca a visitarnos y a comunicarnos su querer. Y sabemos que es querer de Dios porque, además de producir profundo gozo, paz y esperanza, nos mueve a abrirnos a la hermandad, a la justicia, a la vida en abundancia para todos sus hijos e hijas.
#PastoralSocialNacional #CEP #PSN #pastoralsocialnacional #PastoralSocial
Sin comentarios